Emplead@s públicos innovadores, pero no tanto

Hace un mes finalizó el plazo para enviar propuestas para la IV convocatoria de emplead@s públicos innovadores de GAIN

(http://gain.xunta.gal/artigos/506/premio+empregados+as+publicos+as+innovadores+as ). Y este año he decidido que no presentaré nada por una cuestión obvia: no tengo un proyecto del nivel necesario para esta convocatoria.

Analizados los proyectos presentados en años anteriores, con inteligencia artificial y propuestas en esa línea, creo que mis innovaciones de “apagafuegos” artesanal no pueden competir cada año.

Pero dicho lo anterior y agradeciendo a GAIN que continúe con el impulso de esta convocatoria anual, creo que es bueno analizar qué tipo de empleado innovador soy yo (y sobre todo muchas personas más competentes que yo).

Lo hago porque hace poco he cumplido 2 años en mi actual puesto y quien me conoce sabe qué puede implicar esto a corto plazo (sí, 2 años en adscripción provisional posterior a cese, pero yo soy de los cesados que sigue trabajando). Lo hago también porque con los fondos #nextgenerationUE se han llenado los titulares y las licitaciones de elementos innovadoras. Y de otros que no lo son tanto.

La innovación, supongo que en cualquier campo pero en la Administración aún más, viene determinada por varios factores/condicionantes:

situación de partida de la unidad donde se desarrolla el trabajo

  • estado de la ciencia (administrativa)
  • plazo para desarrollar el proyecto personal

Situación de partida de la unidad administrativa

En una administración donde hace 15 años no se trabajaba en carpetas compartidas (o “común”), y alguna persona pedía que le buscasen un modelo de informe del año anterior en papel, lo transcribiesen y se lo pasasen en Word para “pulir y dar esplendor”, el margen de mejora es evidente.

En una administración que ha hecho de la cita previa y de la modernización una nueva barrera para la ciudadanía al aplicarla como una ley marcial, donde increíblemente estas novedades han venido para beneficiar a los menos eficientes de los empleados públicos, siempre hay margen de mejora.

En una administración con personal que aún “transporta” las comunicaciones del punto A al punto B en papel, donde seguimos pensando que el volumen/gasto en ladrillo es más eficiente que el gasto en personal técnico… el margen de mejora es desesperadamente amplio.

Estado de la ciencia (administrativa)

El estado de la ciencia en la Administración, en cualquier AAPP ahora mismo, contempla soluciones como:

  • nuestro contrato menor para realizar comprobaciones sobre el terreno de inversiones en energías renovables (https://www.contratosdegalicia.gal/licitacion?N=CM1157432)
  • una licitación de 6,4 millones de euros (y un valor estimado de más de 16 millones de euros para la contratación, por procedimiento de asociación para la innovación, del desarrollo y adquisición de soluciones innovadoras para la mejora de los servicios públicos de emergencias y de gestión de los recursos marinos de la Xunta de Galicia (Civil UAVs Initiative):
  • https://www.contratosdegalicia.gal/licitacion?N=804404

Por supuesto, no todo es lo mismo, pero es cierto que por ejemplo el Lote 3 de la licitación de asociación para la innovación tiene el siguiente objeto (con un presupuesto de 1,4 millones y un valor estimado de :

Desarrollo y adquisición de una solución innovadora para la inspección y vigilancia pesquera, marisquera y acuícola por medio de UAVs:

Con el desarrollo y adquisición de la presente solución, la Xunta de Galicia pretende poner en marcha los siguientes servicios:

➔ La inspección sistemática y automática de las actividades pesqueras.

➔ La inspección automática y sistemática de los cultivos de moluscos.

➔ La generación automática de la documentación de inspección

Por supuesto, esto no es lo mismo que licitar un contrato menor para la revisión de inversiones y detección de posibles fraudes en la instalación y mantenimiento, pero la carga de innovación no será tanto en el uso de drones que está bastante probado ya en tareas análogas, ni tampoco en la automatización/generación de documentación, que tampoco parece una innovación de mucho peso. El presupuesto sí será diferente. Y el coste. Eso es lo más evidente.

Pero claro, siempre hay que conjugar lo que nuestros entes de mayor composición técnica (GAIN), y las unidades informáticas (Amtega y extinta Cixtec) pueden hacer, lo que algunos mandos intermedios y cargos electos quieren hacer y lo que finalmente resulta. Con la intermediación del sector privado.

Por eso, en las reuniones de mejoras de aplicaciones y procedimientos técnicos ves empezar a sudar al personal de “informática”, cuando proponen una solución automática (o automatizable) y surge la pregunta: “Pero eso se podrá modificar, suspender, obviar,… ¿no? Hay puerta de atrás, ¿no? Hay permisos y perfiles cualificadísimos, ¿no?

Ahí es cuando el técnico/a sabe que su proyecto terminará como la foto…

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Por eso en el ámbito del control, más sujeto a restricciones para no bloquear el funcionamiento de las AAPP, somos “muy partidarios y mucho partidarios” del desarrollo interno artesanal. Pedimos favores, combinamos hojas de cálculo, con bloc de notas y setas de temporada para poder obtener desarrollos que le deben más a pedir favores a técnicos y familiares que a la voluntad de innovación en el control. Esto, sumado al recomendable “secreto” de nuestro trabajo y mejoras, hace poco recomendablen presentar proyectos 100% innovadores en según qué certamen.

Pero innovar, innovamos, mientras nos dejan o tenemos fuerza. Porque el ritmo de innovación en la Administración es discrecional, cuando no arbitrario. Salvo que llegue una pandemia.

Por eso, en una unidad como la actual con 25 personas, pero por la que han pasado casi 40 personas en mis dos años por la temporalidad de contratos y renuncias, se impone la necesidad de coordinar de forma efectiva y “moderna”…. y con el 80% en teletrabajo 2 días a la semana, aún más.

Y como no tenemos (¿aún?) un mecanismo o aplicación propias de la casa para el seguimiento de objetivos y gestión de indicadores, nos embarcamos en el uso de aplicaciones como Trello, que efectivamente nos permiten de forma intuitiva y práctica medir objetivos, tiempos, tareas,… y todo eso que con el teletrabajo se iba a ir al “garete” en las AAPP, pero parece que sólo en aquellas unidades que ya no era muy eficaces (ni con el corta y pega ya perfeccionado por lustros)

Siempre, claro está, podríamos “replicar” las unidades administrativas en el metaverso (https://www.lavozdegalicia.es/noticia/pontevedra/pontevedra/2022/10/24/xunta-recreara-pontevedra-oficina-empleo-metaverso/00031666598362232982566.htm), con un importe que podría ser el publicado en el siguiente enlace y ser poco o mucho según la opinión de algunos expertos, que seguro que la pueden aportar al leer esta entrada (

https://www.contratosdegalicia.gal/licitacion?N=CM1188979 )

Plazo para desarrollar el proyecto personal

En cuanto al plazo para desarrollar proyectos, aquí lo tengo claro desde que entré en la Administración: 2 o 3 años. O me voy, o me echan. Y se me nota fácilmente.

A mi lo que me gusta es cambiar los procedimientos de trabajo donde creo que fallan, y ver si cuando me voy esas mejoras se consolidan. Si continúan, he acertado. Si se producen cambios y mejoran con la nueva dirección, aplaudo. Pero si empeora la situación pues… hace falta más análisis, pero ya no me corresponde.

Y en estas me encuentro, valorando opciones laborales mientras aporto lo máximo que puedo en mi actual unidad. Pero de los procesos selectivos en los que participo, de la paralización que parece producir mi intervención en muchos de ellos, y de los resultados obtenidos… de eso hablamos en unos días

La vida enseña, si uno quiere aprender. No hace falta tanto ser innovador, que puede intentarse, como ser trabajador, tener sentido de servicio público y algo de empatía. Y esta combinación, ay, qué lejos estamos de esto.

No damos toda la información necesaria para formar a la ciudadanía más joven

Después de una visita a un centro de atención a personas con discapacidad cualquiera debería salir opinando mejor del personal de la Administración Pública, o al menos de “ese personal”.

Cuando tuve la suerte de trabajar con el personal de servicios sociales, aprendí más en tres años que en el resto de mi carrera profesional. De 2011 a 2014 hice un máster en gestión de recursos escasos (coleando la crisis económica y los presupuestos “cerrados”), compensados gracias al esfuerzo y la vocación del personal de los centros de servicios sociales.

Lo sé porque dediqué el primer mes a conocer toda la tipología de centros que existían por toda Galicia. Y lo sé porque mi primer informe del estado de los centros tuvo como consecuencia que me recomendasen no moverme del despacho. Con fotos, muchas fotos e información que agitaban conciencias de quien la tenía era algo previsible, que no comprensible.

Escuché y comprobé como en los centros de alguna capital de provincia convivían personas mayores con personas con graves adicciones porque no sabían “dónde meterlos” y las distintas administraciones no querían colaborar o no sabía cómo. Visité centros de menores donde no había estanterías en los armarios. Eran espacios sin división donde almacenaban su ropa igual que sus historias de familias rotas.

Vi instalaciones de campamentos de verano “derruidos”, centros sociocomunitarios sin actividades,… Comprobé cómo “priorizamos” con las crisis y olvidamos… a los de siempre.

Por eso hoy, con la visita y con circunstancias diferentes, pero con la amenaza/realidad de una crisis que veremos cómo y cuándo llega a su máximo y cuánto dura, quiero poner la lupa en una causa de que la Administración tome malas decisiones: la educación

Cuando salía de la visita al centro, volvía de una ¿excursión? de instituto unos 30 ó 40 adolescentes que pasaban a escasos metros del centro y al abrir la ventanilla (intencionadamente) escuche como se preguntaban por la naturaleza del centro y se respondía con “un psiquiátrico o algo así”.

No dije nada porque empezaba a conducir, pero es imposible analizar como ciudadanos las necesidades de un centro, las necesidades de un grupo de personas con discapacidad,… si nunca se ha “visitado la realidad”. No se puede criticar los horarios y la retribución de su personal si no se ha visita ese centro, si no se han visto las lesiones de su trabajo ordinario o de situaciones excepcionalmente extraordinarias.

Les hurtamos a las personas que se están educando la información necesaria, los sentimientos necesarios para tener empatía con sus vecinos o con desconocidos que pasan por una situación de necesidad y que pueden ser ellas en cualquier momento de su vida.

La discapacidad, cuando impide una vida autónoma, se oculta a las personas más jóvenes para que “no hiera su sensibilidad”. Esa ignorancia impide que sean ciudadanos/as con la empatía suficiente para entender necesidades especiales, con la formación e información suficiente para tomar decisiones de apoyo o no a sus “clases dirigentes” en todo momento, pero más en una situación de crisis económica.

Por eso, como ya planteé en más ocasiones y en más foros, lleven a los adolescentes a las residencias de mayores, a los centros de personas con discapacidad,… formen y eduquen a los votantes para que pongan en valor todas las profesiones, pero mucho más las que además de vocacionales, se centran en el cuidado de las personas más necesitadas.

Esas visitas (una al menos) les cambiarán la vida y les harán mejores personas. Les ayudarán a saber de verdad cómo colaborar con la sociedad y dónde no se puede recortar ni un euro, ni un derecho.

Y además, serán un apoyo fundamental para las personas que pasan sus horas en esos centros, tanto sus usuarias como todos los PROFESIONALES que hacen que las situaciones difíciles lo sean un poco menos.