Sentencia y apelación: 2 mentiras, 1 irregularidad y un aviso para navegantes

El respeto a las decisiones judiciales y la posibilidad de discrepar son posibles y esenciales en un estado de derecho. Presenté una demanda por mi cese considerando posible una desviación de poder, y la persona titular del juzgado ha considerado que no tengo razón. Lo que procede si uno no está de acuerdo es presentar un recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia. Sin más.

Pero, más allá de la sana discrepancia con una sentencia que considero incorrecta, es necesario realizar un importante aviso para navegantes. Algunas personas, porque hablar de un departamento o institución sería eludir la atribución de responsabilidad a quienes corresponde, han superado todos los posibles límites éticos (¿y legales?). Creo que es conveniente decirlo y acreditarlo. 

En la vista se aportó un «informe» de la parte demandada firmado un par de días antes. En ese informe se recogen una serie de afirmaciones falsas (eufemismos fuera) y alguna actuación demasiado grave como para ocultarla. Le dedicaré el espacio necesario para que el personal de la Comunidad Autónoma conozca el perfil (nunca mejor dicho) de determinadas personas. Dicho informe afirma que: 

«Existe en el demandante un claro interés en desenvolver su trabajo como interventor en la modalidad de teletrabajo. Parece incluso que asume que debe liderar este proceso entre los funcionarios de la Intervención. Buena prueba de ello son sus numerosas publicaciones en las redes sociales, así como la presentación de un trabajo para optar a un premio en innovación convocado por la Axencia Galega de Innovación en marzo de 2020 que tenía por título “La modernización de la intervención hacia el teletrabajo” (en gallego en el documento)

Las dos mentiras han sido incorporadas en un documento administrativo y ahora constan en un expediente judicial: 

– LA FECHA: ¿marzo de 2020? No. Ahí empezó la pandemia y el proyecto se presentó en mayo de 2019 (concretamente el 06/05/2019) 

– EL TÍTULO: Podría disculpar el lapsus sobre la fecha, pero el «proyecto» además se titulaba «Las intervenciones delegadas como “motor de cambio”: un ejemplo de colaboración interdepartamental para la implantación de un procedimiento 100% electrónico en la tramitación de expedientes» (en gallego en el original).

Nombre rimbombante, lo sé, pero que se puede comprobar en el siguiente enlace, o en los archivos del departamento que convoca los premios.

Pero, ¿por qué se cambia el título? El proyecto sólo nombraba el teletrabajo una vez en 15 páginas, pero sólo como posible beneficio de implantar un procedimiento electrónico. He tenido que buscarlo bien porque no recordaba haberlo citado por aquellas fechas de las que ya hace dos años, ignorando que una pandemia iba a imponer el teletrabajo al 100% del personal de las AAPP. Estaba en este rudimentario esquema…

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Claro que si pretendes plantear como causa de cese un perfil «beligerante pro teletrabajo» (es ridículo sólo pensarlo, cuando más afirmarlo), necesitas una buena novela, y conveniente que la realidad no la estropee. Pero incluir afirmaciones falsas en un expediente administrativo, sea cual sea el motivo, plantea consideraciones más allá de un teletrabajo rechazado y un posible cese por desviación de poder.  

En cuanto a la posible «irregularidad» se reconoce casi en el primer párrafo. Así, como quien pasaba por ahí, se afirma haber hecho un perfil de mis publicaciones en redes sociales. Sin paños calientes. Esto que puede parecer trivial, excede cualquier límite ético imaginable (los límites legales los dejaré para el análisis de los órganos competentes…). 

Por lo tanto, se ha empleado el dinero público para bucear en publicaciones de mis redes sociales, se ha realizado un fichero con ellas y se han elegido las que se consideraban más «beligerantes» para justificar un cese en un puesto de libre designación en un informe presentado en juicio. ¿Todo eso por solicitar el teletrabajo? No lo creo

Parece, por tanto, que las propuestas de mejora de la Administración no son muy bien vistas por algunas personas. Pero no confundamos, porque ese proyecto no trataba el teletrabajo y se realizó para conseguir la tramitación de la carrera profesional con el apoyo de un grupo de trabajo que logró un proceso de tramitación rápido y seguro en menos de 3 meses. Los cambios son complicados, pero los datos y plazos de tramitación hablan por sí mismos. Los incómodos nos atragantamos, pero trabajamos. Las personas que dejan dormir las solicitudes durante meses suelen acostumbrarse al ritmo y después les falta ese «punto» de atención, agilidad, servicio público,…

En serio, lo del teletrabajo en el informe empieza a parecer una mala excusa. Y claro, citar a mi esposa y a mis hijos en un informe sobre mi cese y llevarlo a la vista de un juicio… La cita familiar sin venir al caso y tratando de colar una mentirijilla, tiene un «olor»… En todo caso, una recomendación amistosa: evitar temas personales en los documentos administrativos y comunicaciones habituales. Todo es discutible y matizable o prescindible en algunos casos, pero el olor queda.

Dicho lo anterior, cuando compruebas que el informe cita textualmente capturas de redes sociales y piensas «imposible» que la defensa de la Administración plantee semejantes afirmaciones (que yo mi defensa me la pago con gusto, pero también pago algo de la de la parte demandada), sólo entonces compruebas que el suelo hace tiempo que se ha perforado. Y creo conveniente recordar la necesidad de no confundir el desempeño de funciones en puestos de libre designación con el servilismo más injustificado. Entiendo que es algo que si no te lo han dado la educación ni la formación, es complicado aprenderlo por el paso del tiempo. Pero es bueno intentar que no se note.

Y no sé, aunque espero saberlo, qué opina la representación sindical del personal de la Xunta de esta actuación «administrativa».  

Para concluir, lo que sí veo últimamente en algunas personas es cierta «nostalgia de otras épocas», actuaciones impropias de una Administración del S.XXI. Si no es el primer caso, que alguien me corrija,npero no olvidemos que yo, como cualquiera en redes sociales, ejerzo mi LIBERTAD DE EXPRESIÓN (busquen dónde se regula), intento no ofender y propongo posible mejoras. Asusta el nivel 

Así que para rumiar este verano, un recordatorio: «El miedo se infunde. El respeto se gana». No saber la diferencia o pasar por encima de forma tan brusca, puede inhabilitar para el ejercicio de la función pública y privada. Al menos así debería ser en Administraciones Públicas de una mínima seriedad. Y no vean ataques a instituciones, somos personas y la responsabilidad es personal, no coral y susceptible de difuminarse…

Toca seguir trabajando por una Administración pública centrada en el servicio público y en el interés general. Al menos algunas personas lo hacemos.

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